En este blog he querido invitar a Elena Tundidor, Licenciada Especialista en Cardiología en Hospital de la Reina y deportista, para que nos cuente más acerca de la importancia del deporte en la salud cardiovascular.
Como amante del deporte y apasionada de la cardiología, desde el inicio de mi vida profesional me interesó conocer cómo el corazón podía intervenir en la práctica deportiva. Cuidar el corazón es igual de importante que cuidar nuestras articulaciones, nuestro sistema muscular o nuestra alimentación, dado que es el motor que engrana todos estos componentes.
El deporte, en todas sus versiones, es positivo y beneficioso para nuestro organismo. Está ampliamente demostrado que, desde un punto de vista cardiovascular, la práctica de ejercicio físico moderado de forma habitual tiene beneficios en el control del metabolismo del azúcar, ayuda a la pérdida de peso, reduce la aparición de hipertensión arterial y ayuda a reducir los niveles de colesterol.
¿Qué le pasa al corazón cuando realizamos deporte?
Nuestro corazón puede sufrir modificaciones fisiológicas con el entrenamiento intenso y mantenido en el tiempo, que no deben considerarse en ningún caso peligrosas sino adaptaciones del corazón al ejercicio físico intenso y mantenido. Estos cambios se producen para que el corazón tenga un mayor rendimiento en condiciones de esfuerzo, y depende no solo de la frecuencia de las sesiones de entrenamiento, sino también de su duración, intensidad y el tipo de ejercicio (isométrico vs isotónico, interválico o continuo, pequeños o grandes grupos musculares).
El llamado “corazón del atleta”, más frecuente en hombres que en mujeres, incluye una serie de modificaciones a nivel de la estructura del corazón pero también de su función: El corazón, hasta ciertos límites, se dilata de una forma armónica en todas sus cavidades, aumenta su masa muscular, y además se ralentiza, con una disminución de la frecuencia cardiaca. Las mayores modificaciones las observamos en deportes de alta carga dinámica y estática como son el esquí de travesía, el ciclismo o el piragüismo, en cuyas disciplinas el corazón tiende a dilatarse y los grosores del músculo cardiaco tienden a ser mayores, aunque por norma general dentro de los límites normales. En el lado opuesto, en deportes de fuerza como puede ser la halterofilia, suele observarse tan solo un aumento en la masa del músculo cardiaco aunque no un corazón que se dilata. Estos cambios no son más que adaptaciones que realiza el corazón para ser más efectivo y que el organismo se encuentre irrigado de un modo lo más eficaz posible con un menor gasto energético.
Tras reconocer esta fisiología particular del deportista, surge el conflicto en el que tenemos que distinguir cuándo estos rasgos característicos son benignos y cuando estos hallazgos pueden corresponder a una enfermedad del corazón.
La cardiología en el deporte es fundamental, ya que algunos deportistas pueden padecer enfermedades cuya primera presentación puede ser la muerte súbita. En los atletas jóvenes, la principal causa de muerte súbita son las enfermedades genéticas o congénitas mientras que en los atletas por encima de 35 años la principal causa será la enfermedad coronaria. En los últimos 30 años se ha promovido la política de que cualquier persona que quiera realizar deporte de competición debería ser sometido a un reconocimiento deportivo para intentar detectar a tiempo este tipo de enfermedades. Aunque es motivo de debate, en cardiología sabemos que este reconocimiento debe incluir al menos una entrevista dirigida a problemas cardiológicos, antecedentes personales y la realización de una exploración física que incluya la auscultación cardiaca. Además está ampliamente reconocido de forma internacional salvo excepciones puntuales, que este reconocimiento debe incluir la realización de un electrocardiograma (ECG) de 12 derivaciones.
¿Qué es el ECG?
El ECG es una prueba sencilla en el que colocamos unos determinados electrodos en el tórax, brazos y piernas del deportista y el dispositivo puede detectar la actividad eléctrica del corazón y plasmarla en un papel. Para el cardiólogo, el ECG es la herramienta más fundamental de estudio del corazón, y de un vistazo podemos comprobar si nuestro atleta tiene adaptaciones características del deporte o por el contrario pueda padecer una enfermedad potencialmente letal.
En la población joven, la entrevista clínica, la exploración física y la realización del ECG se considera suficiente como método de detección de enfermedad cardiaca en el atleta. En aquellas personas que sobrepasan los 35 años, además se buscan factores de riesgo cardiovascular que puedan inducir la presencia de obstrucción en las arterias coronarias (las arterias que riegan el corazón), y en aquellas que presentan alto riesgo cardiovascular se recomienda además la realización de una prueba de esfuerzo para comprobar cómo pueden afectar estos factores de riesgo en la práctica deportiva. Otras pruebas adicionales deben ser directamente indicadas por el especialista y responden a otros hallazgos patológicos de las pruebas que acabamos de señalar.
En ningún caso la prueba de esfuerzo realizada por el cardiólogo nos puede servir como método de planificación de entrenamientos y siempre su solicitud debe estar consensuada con el especialista.
¿Si me han detectado una enfermedad cardiovascular debo dejar el deporte?
Que una persona tenga factores de riesgo cardiovascular o que tenga enfermedades de corazón en ningún caso quiere decir que no pueda realizar deporte, sino todo lo contrario. Los planes de entrenamiento personal en pacientes cardiópatas han demostrado ser una herramienta eficaz para aumentar la calidad de vida y evitar nuevos infartos u hospitalizaciones por enfermedades como la insuficiencia cardíaca. Las rutinas de entrenamiento forman parte de los programas de rehabilitación cardiaca que han demostrado un aumento en la supervivencia con respecto a aquellos que no llevan a cabo estos programas, con beneficios de mayor cuantía incluso con respecto a la toma de medicación. Esta práctica deportiva debe ser consensuada con el médico, pero algunos de estos deportistas dependiendo de su enfermedad y el deporte que realicen conseguirán volver incluso a realizar una actividad física plena.
Si has sufrido o tienes riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, el entrenamiento físico puede ayudarte enormemente; con mi servicio de asesoramiento deportivo podré ayudarte a generar una rutina de entrenamiento que te permita mejorar y asegurar el buen funcionamiento de tu corazón.
- La importancia del deporte en la salud cardiovascular - 25 de julio de 2024